Interminable de alto, de rasgos todavía aniñados, simpático, acogedor, un puntito vacilón y con una tremenda habilidad para despejar preguntas como si fueran balones. Gerard Piqué, defensa del Barça, novio de Shakira, modelo excepcional de H.E. by Mango, es así; una estrella global de 25 años que lucha por seguir siendo el de siempre.
-Dicen que el trabajo imprime carácter. Como buen defensa, ¿está siempre a la defensiva?
-Cada vez lo estoy más, la verdad. Las circunstancias te hacen ser así. Pero es bueno ser prudente. La edad también ayuda. De joven era más desenfrenado.
-¡Pero si acaba de hacer 25! ¿O piensa como Julio Iglesias, que un hombre tiene la edad de su pareja? (Shakira tiene 35).
-No creo que sea así. Uno se adapta al otro y viceversa. Al final convives con una persona con la que estás a gusto, que la quieres, que pasas buenos momentos con ella... Y llega un punto en el que la edad no tiene importancia.
-Oiga, ¿tanto 'waka-waka' no le estará robando energía?
-No, je, je, no me quita fuerza. Al contrario, me la está dando. Me siento muy cómodo en mi situación personal y en la profesional también. Hay mucha gente que opina sobre mi persona. Y a veces esto me ha cabreado, pero quién no se cabrea. Cada vez lo vivo con más naturalidad.
-No le voy a preguntar por su boda.
-Gracias. Y, por cierto, ¿en el banquete habrá merengue?
-No sé, ja, ja... Queda mucho aún. La boda por ahora ni se plantea y lo del merengue lo decidirá la novia.
-¿Cómo le cayó eso de Piqué y su piquetón?
-Bueno, es lo que hay (risas).
-¿Lo que hay?
-Sí, sin más. Me pareció divertido. Cuando lo vi me reí.
A Shakira le muerde un león marino, usted sufre un accidente de coche... ¿Cree en el mal de ojo?
-No. Fue pura coincidencia y nada grave, ni una cosa ni la otra. No hace falta exagerar. Shakira está ya perfectamente.
-No. Fue pura coincidencia y nada grave, ni una cosa ni la otra. No hace falta exagerar. Shakira está ya perfectamente.
-¿Cuál fue la última vez que bailó usted el 'waka-waka'?
-El día que tuve que hacer el videoclip. Fue la primera y la única. A mí bailar no se me da bien. Eso lo dejo para ella.
-Por cierto, ¿qué ha sido del de la camisa a cuadros?
-Sigue siendo muy amigo mío. Pero la fama se le vino encima y estuvo un poco traumatizado. Se dio cuenta de lo que tengo que vivir yo muchas veces.
-¿La fama es más difícil de controlar y parar que un balón?
-Totalmente. La fama muchas veces es imparable.
Fuente: laverdad.es
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