Hoy voy a contar, de esta serie de recuerdos, un episodio que da mu;">
Y esto desvirtúa algunos comentarios –que se convirtieron en universales– de que en sus canciones enviaba mensajes satánicos. Inclusive hubo demostraciones escuchando su música al revés, en los aparatos de grabación a veces se oían voces extrañas.
Además, de mucha ‘lora’ de que hacía pactos con el diablo, etc., etc… Toda una maquinaria de maldad con un ser dulce, de buenos sentimientos, solo para vender revistas.
En una ocasión, a mi esposa Lourdes, que estaba en Miami alojada en casa de Mirna Llamas de Curra, una cartagenera que se dedica al negocio de exportar flores y obras de arte, se le ocurrió llamar a Shakira para decirle que estaba en Estados Unidos. Contestó la madre de la artista y la invitó a su casa a almorzar con ellos. Lourdes les dijo que estaba con dos amigas, y estas también fueron invitadas.
Según mi esposa, le llamó la atención cuando llegaron, que mi libro Cuando la vida era una fiesta, donde le dedico a Shakira varias páginas, lo tenían en la mesa de centro. El almuerzo tuvo algunos detalles para destacar.
Era un 20 de julio y no había restaurante abierto; almorzaron cerca de la playa. Shakira venía de grabar y cada kilómetro de distancia donde estaba se comunicaba con su madre, porque venía sola en el carro. Estaba presente el profesor de inglés en el apartamento, de origen chileno. A Lourdes también le llamó la atención que en ese entonces Shakira vivía con mucha sencillez. Y ella, entre los recuerdos que trajo, conserva una foto sentada en la cama de la diva, además de un pulso que Nidia le trajo a Lourdes de los que le regaló su Santidad Juan Pablo Segundo.
Y ahora, a lo que vamos. El almuerzo estaba con la mayor cordialidad, cuando Mirna empezó a llorar, ante el asombro de los presentes. Shakira le preguntó el porqué. Y ella contestó que estaba muy triste porque su esposo tenía cáncer y ella lo quería mucho. Temía que muriera. De improviso, Shakira se paró y se acercó donde Mirna y le puso las manos en la cabeza. Rezó unos minutos y le dijo:
“Estate tranquila, que tu esposo se curará”…
¿Sí se curó el esposo de Mirna?... Paciencia, paciencia, mañana sabremos si hubo milagro o no.
Por Por Édgar García Ochoa ‘Flash’
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