Shakira y sus pies descalzos hicieron que miles de personas reunidas en la explanada de la Feria vivieran una auténtica fiesta de Barranquilla.
La lluvia amenazó al principio con complicar el primer concierto de la artista colombiana en Guanajuato, pero conforme se puso viejo el martes, la buena fortuna jugó a favor de la música.
El torrencial aguacero que cayó durante la tarde fue nada más un recuerdo que permitió probar la fidelidad de los espectadores que resistieron sin pestañear.
La cantante comenzó su recital con una hora de retraso. Su salida estaba prevista a las nueve de la noche, pero llegó barriéndose al escenario hasta las 10:23.
Fue entonces cuando la potencia de su voz se dejó sentir, con una peligrosa promesa bajo el brazo: “Buenas noches León, esta noche soy toda suya”.
Shakira saltó al escenario enfundada en el atuendo que ha caracterizado su gira: un mallón negro y un top dorado que fijan la vista sin remedio.
El audio y las luces fueron el respaldo perfecto para un talento desbordado en el entarimado.
En “Inevitable”, el meneo y el agitado ritmo pop tomó un respiro y Shakira pareció arrancarse el alma para hacerla cuerdas de guitarra.
La primera sorpresa de la noche fue el cover de Metallica “Nothing Else Matters”, aderezado con una vistosa falda guinda y un ritmo andino que cuajó perfecto.
Fue una buena versión, aunque obtuvo la reacción más apagada de la noche de parte del público, seguramente a la espera de sus temas preferidos.
En “Gitana” la gente volvió a tomar el ritmo, las palm
as de los músicos y el devenir de las caderas colombianas incitaron a complicidades con el auditorio.
Fue un momento inolvidable porque Shakira y sus muchachos se fueron hasta la punta de la lengüeta saliente del escenario principal para compartir de cerca el placer de estar tocando en el ombligo del País.
El aire fresco jugueteaba con el pelo rubio de la cantautora, quien puso toda la carne en el asador con “La Tortura”.
A esas alturas del partido la gente ya era suya, y ellos, desde lugares oficiales y hasta clandestinos, la sentían propia.
Vendrían luego temas como “Ciega Sordo Muda”, “Sale el Sol”, y “Las de la intuición”.
Pero ninguna como “Loba”, una pieza en que la colombiana simplemente se transformó en una especie de devoradora pasional, pese a que nunca la luna asomó entre las nubes.
“Ojos Así” fue la penúltima canción de la noche y el “Waka Waka” fue la dolorosa antesala de una despedida forzada para el público, que se quedó esperando “Rabiosa”, que solamente sonó por medio de las pistas.
Esta ausencia pudo haber sido el único punto en contra de la noche, pero ni mucho menos significativo como para eclipsar el sol que ayer, descalzo, salió en esta tierra, para convocar el entusiasmo de sus seguidores.
Todos salieron satisfechos luego de que casi justo a la medianoche, Shakira terminó su inolvidable concierto en León, que duró poco más de hora y media.
Fuente: am.com.mx
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